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domingo, 6 de noviembre de 2011

OPORTO (Arenasil)

En las amplias artérias de ciudad
salomónicas moles a porfia
compiten con vesánica alegría
en longitud, altura y fealdad.

Tanto esplendor y tanta vanidad,
tanto oropel y tanta fantasía
a merced de la inculta burguesía
condenan al arcano la verdad.

Mientras el padre Duero, sus ardores,
sus ansias  de la mar, torna en reposo
por barriadas de humildes pescadores

que custodian la historia, ese tesoro
superviviente al tiempo, más valioso
que los fatuos y falsos resplandores.

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